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Hasekura Tsunenaga, un samurái en Cuba

Publicado en: Memorias históricas
En este artículo: Cuba, Historia, Historia de Cuba, Japón
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Hasekura Tsunenaga visto por Claude Deruet. Obra de 1615.

Las culturas asiáticas tradicionalmente -de manera errónea- se han visto alejadas del “mundo occidental”, pero de una manera u otra han persistidos los contactos en los últimos milenios. Desde las conquistas de Alejandro Magno en el siglo IV a.C, el funcionamiento al menos desde el siglo I a.C de las rutas comerciales que conectaron ambos continentes, la presencia de Gengis Kan en la Europa Oriental a principios del siglo XIII o los supuestos viajes realizados por Marco Polo a Asia Central y China a finales de esa propia centuria, evidencian la interconexión entre ambas regiones.

No obstante, estos contactos no siempre fueron regulares, ni lo suficientemente nutridos. Los acontecimientos antes mencionados han opacado otros contactos como la Embajada Keichō, en la que se vincula nuestro país.

Un viaje inesperado

Hasekura Tsunenaga fue un samurái japonés del siglo XVII que lideró una misión diplomática a Europa en 1613. Conocida como la Embajada Keichō, fue enviada por el shogun Tokugawa Hidetada para establecer relaciones comerciales y políticas con España y el Papa en Roma. Hasekura y su séquito viajaron por varios países europeos antes de regresar a Japón en 1620.

Sobre los primeros años de vida de Hasekura se conoce poco. Se ha comprobado que nació en 1571 y se formó como samurái desde temprana edad. Participó en las invasiones japonesas a Corea entre 1592 y 1597, que unido a su destreza militar le permitió conocimientos de navegación, lo cual pudo ser determinante a la hora de seleccionarlo para la misión diplomática.

Entre los siglos XV y XVII fue la era de oro de la exploración marítima. Durante este tiempo el cristianismo ganó popularidad en Japón, pero en 1613 el shogunato de Edo, prohibió su práctica. Sin embargo, es en este periodo en que tuvo origen la misión, debido a la voluntad del Shogún de devolver al explorador Sebastián Vizcaíno a Nueva España. Vizcaíno había llegado a Japón con la intención de explorar la Isla de la Plata, que creía más al Este, pero no pudo proseguir pues un temporal dañó su nave. El Shōgun ordenó la construcción de un galeón para permitir el regreso de Vizcaíno junto con una misión japonesa.

El 28 de octubre de 1613, partió de la bahía de Tsukinoura, dirigida por el padre Luis Sotelo de la orden Franciscana y Hasekura, con el objetivo de explorar nuevas rutas comerciales favorables a Japón.

Un japonés por el mundo

Después de navegar por el pacífico y atravesar México la misión llegó a La Habana el 23 de julio de 1614, convirtiéndose Hasekura en el primer nipón del que se tenga registro en pisar tierra cubana. Para esa fecha la villa de San Cristóbal de La Habana no pasaba de ser un centenar de casas y establecimientos comerciales para la distracción de los marinos que tocaban llegaban al Caribe.

Gran sorpresa tuvo que constituir para los habaneros presenciar a la comitiva asiática; los rasgos físicos, la vestimenta con quimono, la katana a la cintura y el calzar sandalias, les daba un aspecto de singularidad nunca antes visto en el país. Los visitantes también despertaron el interés de las autoridades coloniales que los visitaron y con los que probablemente se entrevistaron.

Después de la breve estancia en La Habana la nave zarpó rumbo a España, donde fue recibido por el rey Felipe III, en ese momento monarca de la principal potencia del continente.

Aunque el encuentro fue cordial se produjo en una época en la que en Japón reprimía el cristianismo, razón por la cual Felipe se negó a sellar los acuerdos comerciales que buscaban los japoneses. Por su parte, el Santo Padre Pablo V le confirió honores, lo albergó durante tres meses y le dio el título de “patricio romano”. Hasekura se cristianizó, lo cual le trajo contratiempos posteriores en su país, pues el cristianismo estaba proscrito.

A su salida de Europa la misión describió aproximadamente la misma ruta, llegando a Japón en 1620, tras siete años de recorrido. En la práctica la misión tuvo pocos resultados, tras esos años Japón se había transformado mucho, marchando hacia el aislamiento. Esto determinó que Japón no estableciera los acuerdos previstos con Nueva España y que rompiera el intercambio comercial con esta nación en 1623 y las relaciones en 1624.

Estatua de Hasekura Tsunenaga emplazada en La Habana, obra del escultor japonés Tsuchiya Mizuho.

No obstante, la embajada es considerada un hito importante en la historia de las relaciones entre Japón y Europa. Desde abril de 2001 la Avenida del Puerto tiene emplazada una estatua de bronce en honor a Hasekura Tsunenaga como reflejo de las crecientes relaciones entre Cuba y la tierra del sol naciente.

Se han publicado 3 comentarios



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  • Jose Rafael Carrillo Morales dijo:

    Saludos camaradas cubanos. Muy buen artículo, no sabía esta parte de la historia. Desde Los Guayos en Carabobo, Venezuela. Se les aprecia y se les reconoce todos los días. Seguidor constante de su sitio.

  • Frank Gaspar dijo:

    Gracias Abel. Interesantísima historia. No la conocía.

  • Mercedes del Risco Cabrera dijo:

    Desconocía la historia, interesante.

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Abel Aguilera Vega

Abel Aguilera Vega

Historiador e investigador del Centro Fidel Castro Ruz. Conduce espacios radiales relacionados con la historia en Radio Metropolitana y Radio Habana Cuba.

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